Para todos aquellos amantes del automóvil, los viajes en coche siempre son una agradable experiencia. Sin embargo, de vez en cuando, se nos pueden presentar ciertos retos difíciles de superar. Para todas esas ocasiones lo mejor es mantener la calma, reducir la velocidad y disfrutar de las impresionantes vistas.
La carretera del Atlántico es una espectacular ruta situada en Noruega de nueve kilómetros, construida de isla en isla, donde el paisaje será uno de los aspectos más sobrecogedores. Su travesía se vuelve especialmente compleja con la llegada de las nevadas y heladas, tramo que lógicamente queda cortado.
Otra tramo cuyo mayor inconveniente es el clima adverso, es el llamado techo de Austria, en Grossglockner, la segunda montaña más alta de los Alpes después del Mont Blanc. De entre todo su bello itinerario destaca el glaciar Pasterzer, con una longitud de casi ocho kilómetros y medio y una altura transitable de más de 2.500 metros.
El majestuoso túnel natural de la carretera de Guoliang, en China, es otro de los monumentos fascinantes que podremos disfrutar en coche. Fue labrado en las montañas Taihang, las cuales llegan a alcanzar una altura de más de 2.800 metros, por los campesinos de los alrededores en tan sólo 5 años, con el fin de unir los distintos pueblos de la región.
El título de la carretera más peligrosa del mundo lo ostenta el tramo que une La Paz con el valle de Yungas, en Bolivia. Su ausencia de vayas de protección, un terreno poco firme, el continuo tránsito de ciclistas, coches y camiones y un abrupto desnivel producido en pocos kilómetros, lo convierten en la pesadilla de cualquier conductor, la cual ha sido apodada 'La carretera de la muerte'.
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