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viernes, 30 de mayo de 2014

El desierto francés: La gran duna de Pilat, la más alta de Europa,


Es la mayor cresta de arena de Europa y separa la fértil bahía de Arcachon del bosque de pinos marítimos de Las Landas

 La duna de Pyla, la más alta de Europa

Los desiertos no son solo cosa de las zonas áridas. Francia, uno de los países más extensos de la Unión Europea, también tiene uno. Y no anda muy lejos de los densos bosques de pinos de Las Landas que ocupan 600.000 hectáreas. Tiene un origen milenario y cada año se mueve unos cinco metros. ¿Su nombre? Duna de Pilat.

 La duna de Pyla, la más alta de Europa

Se trata de la mayor cresta de este tipo en el continente europeo. Su perfil impresiona desde el suelo: mide unos 105 metros de alto, 500 metros de ancho y tres kilómetros de largo. Pero la vista desde el aire corta la respiración. La duna tiene un volumen aproximado de 60 millones de metros cúbicos de fina arena, que se extienden a lo largo y ancho de 87 hectáreas. Separa el mar del mayor bosque de pinos marítimos de Europa.
Cada año se acercan a este paraje, situado a 73 kilómetros de Burdeos, un millón y medio de visitantes. Y nadie lo abandona decepcionado. Encaramarse a la cresta de la duna es una experiencia difícil de olvidar, pese a que supone tener que subir cientos de escalones de madera con la única ayuda de una gruesa soga como pasamanos. Eso sí, desde arriba las vistas son magníficas y el turista se da cuenta de la magnitud de este paraje que se gestó hace más de 4.000 años.
A un lado está cabo Ferret y la maravillosa y fértil bahía de Arcachon, abierta al Océano Atlántico en el golfo de Vizcaya. Se trata de uno de los lugares con más arraigo para practicar deportes náuticos, pero también es un oasis para la ostricultura, una industria que impulsó Napoleón III en el siglo XIX. Por esto no es de extrañar que el menú estrella de los coquetos restaurantes de las localidades cercanas, centros de descanso y vacaciones para muchos franceses y vascos, sean estos moluscos.
Al otro lado, el visitante puede observar la inmensidad del bosque de pinos de Las Landas, que se creó en el siglo XVIII para detener la erosión y limpiar el suelo. No hay que olvidar que esta zona fue en su día pantanosa y sus habitantes tenían que moverse con zancos. Hoy día el monte es administrado por los silvicultores con fines industriales.
Flora y fauna singular
Una vez en lo alto, el visitante puede pasear la duna entera y detenerse el tiempo que quiera. No hay normas sobre esto, aunque sí hay restricciones a la hora de bajar. Está prohibido usar trineos para deslizarse por la arena. Pero si uno tiene ganas siempre puede hacer la ‘croqueta’ y tirarse rodando. Es una escena típica.
Otra cosa que se puede hacer en la zona es disfrutar de la naturaleza. Pilat está en medio de una importante vía de migración de aves, la Reserva Ornitológica de la Teste, por lo que es un excelente paraje para la observación de estos animales. Asimismo, se puede disfrutar de una flora singular, típica de ecosistemas áridos, como la endémica perpetua silvestre, la campanilla de arena, la grama del norte y la siempreviva. Todo ello, ha hecho que la Duna de Pilat fuera merecedora del título de Gran Paisaje Nacional hace más de 30 años.
Pilat también es escenario de eventos culturales que se organizan, sobre todo, en el periodo estival y tienen como objetivo dinamizar el turismo. Y constituye uno de los sitios de referencia para practicar parapente. De hecho, en junio recibe a muchos espectadores que quieren disfrutar de las pruebas del Wagas Festival.
VISTA DESDE EL AIRE
 

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