Una región que desde siempre ha estado al centro de la historia italiana
La historia de la Toscana abarca un larguísimo período de tiempo, que va desde la prehistoria a nuestros días, siendo crucial el período a partir del Medioevo, por el nacimiento de la lengua italiana. Empieza en el siglo VIII a.C.: con los Etruscos, vencidos después por el Imperio Romano. Después de la caída del Imperio Romano la región pasó a ser dominada por los ostrogodos y los bizantinos, antes de ser objeto de la conquista por parte de los Longobardos (569), que la erigieron a ducado con sede en Lucca (Ducado de Tuscia). En el siglo XI Pisa se convirtió en la ciudad más potente de la Toscana, con la extensión de dominio de República Marinera a casi toda la Toscana tirrenica (del Mar Tirreno). Alrededor del siglo XII empieza el período de los Ayuntamientos libres, y Lucca se convierte en el primer comune (ciudad importante) de Italia. Nacen las primeras formas de democracia participativa y las primeras asociaciones de artes y oficios, que hicieron de la Toscana un irrepetibile ejemplo de autonomía cultural, social y económica. Entre las ciudades de la región se destaca enseguida, por motivos culturales, sociales y económicos, el Comune-Signoria de Firenze. Entre los años 300 y 400, gracias a la gran cantidad de literatos ilustres y artistas, la Toscana, y en manera especial la ciudad de Firenze dieron un grande contributo al Renacimiento Italiano.
A partir del siglo XII también la Toscana se fragmentó en una numerosa cantidad de estados entre los cuales la República de Firenze y la República de Siena eran los más importantes. Durante el siglo XV subió al poder la familia Medici que, como las mayores familias florentinas, se había enriquecido gracias a los bancos y había obtenido relevancia política en las instituciones republicanas a partir de la mitad del 1400.
A partir de Lorenzo il Magnifico, el poder mediceo se consolidó y Cosimo de' Medici obtuvo el título de Duca de la Toscana primero, y más tarde, en el 1569, el de Granduca de Toscana. La familia Medici continuó a reinar en toda la Toscana ininterrumpidamente hasta el 1737.
El Granducado de la Toscana, pasó a la família de los Lorena. La innvovación más importante de los Lorena, bajo el Granduca Pietro Leopoldo, fue la abolición de la pena de muerte, que en aquella época fue una innovación de vital importancia. La única interrupción durante la soberanía de los Lorena fue la paréntesis napoleónica que duró hasta el 1814. El último Granduca de la Toscana fue Leopoldo II que reinó hasta la entrada del territorio en el naciente estado unitario italiano.
A partir de Lorenzo il Magnifico, el poder mediceo se consolidó y Cosimo de' Medici obtuvo el título de Duca de la Toscana primero, y más tarde, en el 1569, el de Granduca de Toscana. La familia Medici continuó a reinar en toda la Toscana ininterrumpidamente hasta el 1737.
El Granducado de la Toscana, pasó a la família de los Lorena. La innvovación más importante de los Lorena, bajo el Granduca Pietro Leopoldo, fue la abolición de la pena de muerte, que en aquella época fue una innovación de vital importancia. La única interrupción durante la soberanía de los Lorena fue la paréntesis napoleónica que duró hasta el 1814. El último Granduca de la Toscana fue Leopoldo II que reinó hasta la entrada del territorio en el naciente estado unitario italiano.
El período lorenense (de los Lorena) fue para la Toscana un período iluminado, a partir del gobierno de Pietro Leopoldo (que reformó el ordenamiento judiciario), hasta el último granduca que obtuvo resultados muy positivos, con la construcción de los primeros ferrocarriles, la creación del catastro y la mejora de la Maremma (zona costera de la Toscana). El pasaje al Estado Unitario Italiano fue fruto de un plebiscito, promovido por el Gobierno Provisorio de la Toscana que decretó la anexión al Reino de Sardegna y como consecuencia al naciente Reino de Italia. En espera del traslado de la capital a Roma, lo cual sucedió en el 1870, Firenze hospedó el gobierno de la nación durante cinco años, convirtiéndose en el centro, no sólo de la cultura, sino además de la política italiana. La historia de la Toscana se identifica, a partir de este momento con la del Estado Italiano, del cual forma parte, a pesar de conservar una especificidad que la distingue de las otras regiones.
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