Palmira fue punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido centro de Siria. Situada a 240 kilómetros al noreste de Damasco, es también un enclave que abre la vía hacia el valle del río Éufrates, donde el Califato asienta aguas arriba su principal centro de poder, en la ciudad de Raqqa.
La romántica ciudad de las columnas rosadas al alba
Templo de Bel
Palmira (Tadmur, en árabe), la perla del desierto, fue en los siglos I y II d. C. uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo.
En la imagen, detalle de una escultura expuesta en el museo de la ciudad, en marzo de 2014.
Antiguo teatro de Palmira.
Detalle de unas ruinas históricas de la ciudad siria de Palmira.
La histórica ciudad de Palmira es eje estratégico de comunicaciones en el desierto de Siria y célebre por sus valiosos restos arqueológicos dos veces milenarios.
La conquista de la ciudad por parte del EI amenaza los restos arqueológicos que son Patrimonio de la Humanidad.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha pedido “un alto el fuego inmediato”. “Estoy muy preocupada por la situación de Palmira, declarada Patrimonio de la Humanidad. Los combates amenazan uno de los lugares más significativos de Oriente Próximo”.
El responsable sirio de patrimonio histórico aseguró que antes de la irrupción del EI las autoridades consiguieron trasladar a lugares seguros estatuas y objetos artísticos.
Antes del inicio de la contienda en el país, en marzo de 2011, sus ruinas eran una de las principales atracciones turísticas del país árabe y de toda la región
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