La República Dominicana es un país que ocupa algo más de los dos tercios orientales de La Española, en el archipiélago de las Antillas Mayores. El tercio occidental de la isla está ocupado por Haití; por lo tanto, La Española es una isla que está compartida por dos Estados. Tanto por superficie como por población, la República Dominicana es el segundo país más grande del Caribe (después de Cuba); su extensión territorial es de 48,442 kilómetros cuadrados y se estima que tiene aproximadamente 10 millones de habitantes.6 Limita al norte con el océano Atlántico, al sur con el mar Caribe o mar de las Antillas, al este con el Canal de la Mona, que la separa de Puerto Rico, y al oeste con la República de Haití.
Cristóbal Colón pisó el territorio de la actual República Dominicana en su primer viaje a América y creyó haber encontrado el paraíso al descubrir las más hermosas y mejores tierras del mundo habitadas por los indios taínos que parecieron al almirante tan generosos y nobles que escribió a los Reyes Católicos: "ellos, cualquier cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no. Antes convidan a la persona con ello y muestran tanto amor que darían los corazones y cualquier cosa de valor".
Transcurridos cinco siglos los taínos han desaparecido por completo y el pasado colonial pervive como un reflejo del papel fundamental jugado por una tierra considerada "la llave de la conquista de América". Bautizada como "la Española", la segunda gran isla de las Antillas mayores divide su territorio entre Haití y la República Dominicana, dos naciones que viven de espaldas mientras se reparten el verdor del trópico que se apodera de las altas montañas y se detiene ante el blanco inmaculado de las playas soñadas por los viajeros del mundo. Los cocoteros las escoltan y el resplandor blanco de la arena despierta los sentidos que vibran ante el ritmo de unas gentes que pintan sus vidas de vivos colores y sonríen ante la realidad cotidiana.
Los ritmos afroamericanos, con el merengue al frente, las costumbres ancestrales y las mezclas de ron definen el sabor fuerte del Caribe. Más allá de la piscina del hotel, gigantescas máquinas de diversión que han sabido aprovechar el sabor seductor del país, al viajero le aguardan las tierras marcadas por el embriagador carácter de la República Dominicana.
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