Eslovaquia es un bello país situado en el centro de Europa formado tras la separación en 1993 de la denominada Checoslovaquia. Las primeras civilizaciones registradas que ocuparon este territorio datan del 450 a. C. y se consideran que pudieron ser los celtas. Sin embargo, el asentamiento del pueblo eslovaco se dio en torno al siglo V de nuestra época.
Desde entonces ha sido anexionado y englobado con numerosos países fronterizos. Sin ir más lejos, entre los siglos XI y XIV formó parte del reino de Hungría, así como uniones con la Unión Soviética, República Checa y conflictos con Alemania y hasta Mongolia, entre otros. Como resultado de ello, el legado cultural e histórico de este país es uno de los más ricos y amplios.
Monumentos
Uno de los lugares donde mejor se puede apreciar el paso del tiempo es en su capital y cuidad más poblada, Bratislava. En ella apreciaremos una importante construcción barroca. La mayoría de edificios históricos se hallan en la Ciudad Vieja, en ella, además, tienen cabida el Museo Nacional y el ayuntamiento.
Las antiguas fortalezas se observan a cada paso que demos por este hermosa urbe. La Puerta de Miguel es la única que aún se mantiene en pie tras el transcurso del tiempo. Igualmente, numerosos palacios e iglesias de estilo medieval destacan por su belleza y por patrimonio, como sucede con la iglesia de los Franciscanos, la más antigua de esta metrópoli. Otro ejemplo de ello, es la famosa catedral de San Martín, realiza en estilo gótico entre los siglos XIII y XIV.
Sin embargo, también encontraremos nuevos géneros como el Art Nouveau presente en la conocida iglesia Santa Isabel, la cual resalta debido a sus tonalidades azules. Como no, Bratislava también dispone de castillos y murallas. El castillo de Devin es de visita obligada, edificado sobre las rocas en la unión de los ríos Morava y Danubio, supone una mezcla cultura exquisita fruto de sus numerosas reconstrucciones.
Por toda Eslovaquia veremos montones de iglesias hechas en madera y cuyas formas son únicas en el mundo. En cuanto a ruinas, también sobresalen las romanas de Gerulata, con importantes restos arqueológicos, así como en la ciudad de Trnava. Si lo que queremos es dar relajantes paseos y comprar souvenirs, nada mejor que sus maravillosas plazas, como la plaza de las Armas, donde también podremos degustar la comida tradicional.
Naturaleza y deporte
Eslovaquia es un país que dispone de una enorme extensión de vegetación, aproximadamente el 40% de su territorio pertenece a densos bosques. En ellos habita una abundante flora y fauna. Además, otro considerable área pertenece a las montañas de los Cárpatos. Por todo esto, es un Estado ideal para practicar turismo ecológico y deportes.
Si algunas actividades resaltan, esas son las de invierno. El esquí y el snowboard son opciones bastantes comunes para sus habitantes. Sin embargo, el deporte nacional es el hockey sobre hielo, una interesante propuesta para nuestras vacaciones. Tras un duro día, nada mejor que visitar los característicos baños termales tan propios de centro Europa.
Asimismo, en nuestro recorrido por las distintas regiones nos toparemos con hermosos parques, como el Slovensky Raj, en cuyo interior se halla la cueva de hielo Dobsinská. Entre las especies que habitan aquí destacan atípicas aves, así como mamíferos de todo tipo, desde felinos hasta osos y lobos.
Gastronomía
Al no poseer salida al mar, la cocina eslovaca se centra en la carne, la más popular es el cerdo, en todo tipo de preparados, desde sabrosos filetes hasta salchichas. El pollo y la ternera también suponen una fuente de alimento crucial, especialmente cuando llegan las bajas temperaturas, descendiendo por debajo de los 0ºC.
Se suelen cocinar ahumados y se acompañar de patatas y un gran número de hortalizas y vegetales como la col, sobre todo en chucrut, la zanahoria y la cebolla. Además, dispone de varios platos comunes con países próximos, como los de Polonia o Rusia. En cuanto a la bebida, principalmente se consume cerveza y vino, el cual se produce en el Sur del país.